1 de julio de 2021

Su nombre significa miel

Tengo dos libros, uno azul y uno blanco. He circulado varios nombres. Me gustan los nombres fuertes, como Rebeca o Griselda. Si es niño lo llamaré Cuauhtémoc Isaí. Cuauhtémoc como su padre y su abuelo. Isaí porque es corto y me gusta su significado. Si es niña quisiera ponerle Isa Joana. Aunque Silvia, mi cuñada, me ha dado buenos argumentos para no ponerle ese nombre.

Aún no me decido. Cuauh y yo no hemos querido saber el sexo de bebé. Seguramente toda su familia espera un niño. El baby shower que me organizaron tenía decoraciones azules por todos lados. El pastel decía: “¡Para el Cuauhtemito!”. Mi bebé tendrá la mayoría de su ropita azul. Si es niña, de igual manera se la pondré. El color azul y los pantalones no son exclusivos de un niño. Y si es mujer la amaremos al igual que si es un hombre, pese a las expectativas familiares. Sólo deseo que esté sano o sana.

Los dolores son cada vez más fuertes y más frecuentes. Silvia me dijo camino aquí que no me quejara aún si me dolía mucho; que los médicos y las enfermeras no le hacen mucho caso a las pacientes que se quejan y gritan de dolor. ¡Pero vaya que cada vez duelen más las contracciones!

Esta mañana llegó Silvia con sus hijos: Rocío, Sarai y Esteban. Como a las dos nos gusta coser y hacer ropa, me invitó a Dorians. Estábamos en el centro comprando unas telas y de pronto se me rompió la fuente. Afortunadamente ya traía siempre mis papeles conmigo por si esto pasaba. Vinimos en taxi desde ahí a la clínica No. 7 del IMSS en el Bulevar Díaz Ordaz. Tengo 25 años. Es 25 de julio de 1991. Mi bebé nacerá este día por la noche en Tijuana, Baja California, México.

Es el cambio de turno y aún no nace. Es noche, ya casi las 9:00 p.m. Los doctores me acaban de decir que mi bebé acaba de voltearse, se sentó. No puede nacer por parto natural como estaba planeado. Afortunadamente entiendo algo de lo que significa esa palabra: “cesárea”.

Comienzo a sentirme nerviosa. No sé exactamente qué me van a hacer. ¡Cesárea de urgencia! No imaginaba que algo así pasaría. Leí algo de esto en uno de los libros que compré para prepararme para esta etapa del embarazo y del parto. Es mi primer bebé. ¡Duele! Pero no hago mucho escándalo.

Estoy anestesiada pero aún despierta. 

—¡Fue niña! —dice alguien por ahí y comienzo a dormirme.

Despierto en otra sala donde están todas las mujeres que han tenido una cesárea. No he visto aún a mi hija. Duele. Duele, pero es un nuevo día.

—¡Revísenla! Que no le falte nada. Algún día le contaré esta historia:

Hija, estabas en una camita, toda envuelta como un tamalito. La enfermera jaló la cobijita, la desenrolló y diste unas vueltitas. Eran casi las casi las 11 de la mañana y aún no te había visto. Era la hora de visita y tu papá estaba ahí. Te conocimos juntos un 26 de julio. Te vi morenita y con los pelos parados. Porque tu papá es blanco y su familia es muy blanca, yo pensé que ibas a salir blanca. Pero no. Saliste como yo. Morena.

Te llevamos a casa el 27 de julio. Te cargué. Tenía miedo. Era responsable de una nueva vida. Todo era nuevo. Ya en casa, la misma en la que has vivido toda tu vida, volví al libro azul. Era momento de decidir tu nombre. No quería uno muy largo ni muy difícil. No podía ponerte algunos que me gustaban porque me pareciste más bien una niña muy dulce y tierna. Así que elegí Melissa. Un nombre sencillo y dulce. Me gustó su significado. Melissa. Nombre de origen griego. Y según el libro: “Posee la inteligencia y el dinamismo de las abejas. Su nombre significa miel.”

27 de noviembre de 2018

Cuando el día y la noche duelen

Cuando el día y la noche duelen
Mi llanto no queda en soledad
Cuando mi esperanza mengüe
Tu fortaleza me sostendrá

Cuando aquellos que amo se hayan ido
Tu consuelo presente estará
Y cuando la violencia abrace mi ciudad
Tu herida nos sanará

8 de mayo de 2018

Ojos Café

Los ojos café también son hermosos
No es que los ojos verdes o azules no lo sean
Pero quiero decirte porqué los ojos café también son bellos

Los ojos café tienen ese color denso
profundo
intenso
como el café latino

Los ojos café miran paisajes llenos de árboles
de lagos
de volcanes
montañas
desiertos
playas
y ríos

Los ojos café también lloran
y expresan con sus lágrimas
lo que se siente por dentro
o por fuera

18 de diciembre de 2017

María, la adolescente que dispone el vientre.

Lucas 1:26-38

María, una joven a quien, en medio del curso normal de la vida, una visita inesperada le cambia todos los planes. María una adolescente virgen, que tenía entre 13 y 17 años. Era una típica joven de Nazareth de Galilea quien en sus planes tenía un compromiso. La tensión para María ante el compromiso podría ser grande y a la vez emocionante, aunque seguramente una experiencia diferente a la que entendemos por nuestra cultura. En medio de los planes de boda que tenían esta pareja y sus familias, pasa algo inesperado. Un ángel se aparece a esta joven diciéndole que ella es dichosa, que ella ha recibido el favor de Dios, que Dios está con ella. Ante esta visita, María se siente con miedo y duda en un primer momento.

Gabriel, el ángel, trae un mensaje. En todo momento se muestra paciente, habla claro, anima a María y le repite cada detalle a esta pequeña mujer. Pareciera una escena en un salón de clases. Entre estudiantes adolescentes con miedo y preguntas; y maestros que tienen que repetir una y otra vez lo que ya dijeron. El ángel le vuelve a mencionar a María, que ella ha recibido el favor de Dios. Le dice que tendrá un hijo y de una vez qué sexo tendrá el bebé, qué nombre debe ponerle, le dice cómo lo llamarán y quién será. A María no le cabe en la cabeza cómo esto puede pasar, porque ella reconoce que es virgen. María no acaba de entender qué está pasando. El ángel continúa dando detalles de cómo pasaría esto y le cuenta que su prima Elizabeth también está embarazada.

Elizabeth, una mujer de mayor edad, alguien ya casada, que venía de una familia de sacerdotes y estaba casada con uno. Elizabeth, alguien que tenía cierto estatus, pero que no podía tener hijos, sí, ella está embarazada.Sin duda y sin miedo, después de todos estos detalles, María responde: “Aquí tienes a la sierva del Señor. Que él haga conmigo como me has dicho.” Una vez que María dice esto, el ángel la deja.

María se dispone a que este mensaje le cambie los planes. Al no estar casada, estar embarazada podría traer muchas consecuencias no favorables. Pero, a ella se le ha dicho que ha recibido el favor de Dios. María dispone más allá de sus planes. María dispone su propio cuerpo, su vientre. Disponer el vientre es una locura, implica un costo e implica disponibilidad, obediencia y una entrega de los propios planes y de la vida misma. Pero María no tuvo más miedo, porque sabía de quién venía el mensaje que el ángel le habló. Sabía que era llamada favorecida aunque el panorama de las consecuencias en su cultura, familia y relación con José no pintaran bien. Y sabía que Dios estaba con ella. María creyó en el Dios que permitió que su prima Elizabeth, quien era llamada estéril, estuviera en su 6to mes de embarazo. María creyó en el Dios de los imposibles. Porque para Dios no hay nada imposible.

Su respuesta a este mensaje con implicaciones determinantes, fue “Aquí tienes a la sierva del Señor. Que él haga conmigo como me has dicho.” María cargaría en su vientre a Jesús. Ella tenía un ultrasonido que aún en nuestros tiempos no ha sido creado. Antes del embarazo, María sabía el sexo del bebé, su nombre y quién sería.

Jesús.
Jesús.
Jesús.

Un gran hombre. El hijo del Altísimo. Descendiente del rey David. Quien reinará sobre el pueblo de Israel para siempre. Su reinado no tendrá fin. Un niño, un bebé. Hijo de Dios. Se había hablado de un Mesías, de un Cristo, de un Salvador, de alguien quien pondría fin a la esclavitud. El pueblo de Israel, vivía en opresión, bajo el gobierno del imperio romano. María, una joven de este pueblo, llevaría en su vientre a Jesús. Un gran hombre. Fue carpintero y anduvo entre la gente más sencilla y los menos queridos. El hijo del Altísimo, descendiente del rey David. Vendría como un bebé. Indefenso, vulnerable. Nacería en una familia de una chica de 13 años y de un carpintero. No fue el rey que el pueblo esperaba. No fue el rey que gobernó entre lujos, riquezas y súbditos. Fue el rey que fue recostado en el lugar menos higiénico para un recién nacido, un pesebre, de donde comían los animales. Murió en una cruz para traer libertad y paz.

La historia del nacimiento de Jesús, no ocurrió en las papelerías o tiendas de envolturas de regalos. La historia del nacimiento de Jesús no ocurrió en San Diego, gastando más de 18 pesos por cada dólar que termina en las cajas de Horton Plaza. Tampoco ocurrió en los mercados, entre naranjas, guayabas, manzanas y canela para el ponche de frutas. La historia del nacimiento de Jesús no ocurrió bajo un árbol artificial o un pino natural decorado de esferas, sino entre la madera de un establo donde había animales malolientes. Jesús nació en un establo de Belén, porque esta ciudad estaba tan ocupada en medio del ajetreo que esas fechas representaban. Todos tenían que ir a un censo, así que los lugares de hospedaje estaban llenos y no hubo lugar para la adolescente que dispuso su vientre ni para el carpintero de Nazareth, ni para Jesús. La historia del nacimiento de Jesús no ocurrió en una posada navideña, en una cena elegante, en unas vacaciones lejos. La historia del nacimiento de Jesús ni siquiera ocurrió dentro de un templo. Ocurrió en un parto doloroso, entre animales y entre dos personas dispuestas a asumir el costo de obedecer a Dios. María y José, recibieron el favor de Dios. Dichosos, porque la presencia de Dios estaba con ellos. Porque para Dios no hay nada imposible.

¿Dónde ocurrirá la navidad este diciembre?
Que la historia de María y José, nos invite a disponer nuestra propia vida al Jesús que cambia los planes. Y ojalá que aunque parezca una contradicción, nos encontremos con el Dios que nos da su favor y su presencia a través de Jesús. 

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