18 de diciembre de 2017

María, la adolescente que dispone el vientre.

Lucas 1:26-38

María, una joven a quien, en medio del curso normal de la vida, una visita inesperada le cambia todos los planes. María una adolescente virgen, que tenía entre 13 y 17 años. Era una típica joven de Nazareth de Galilea quien en sus planes tenía un compromiso. La tensión para María ante el compromiso podría ser grande y a la vez emocionante, aunque seguramente una experiencia diferente a la que entendemos por nuestra cultura. En medio de los planes de boda que tenían esta pareja y sus familias, pasa algo inesperado. Un ángel se aparece a esta joven diciéndole que ella es dichosa, que ella ha recibido el favor de Dios, que Dios está con ella. Ante esta visita, María se siente con miedo y duda en un primer momento.

Gabriel, el ángel, trae un mensaje. En todo momento se muestra paciente, habla claro, anima a María y le repite cada detalle a esta pequeña mujer. Pareciera una escena en un salón de clases. Entre estudiantes adolescentes con miedo y preguntas; y maestros que tienen que repetir una y otra vez lo que ya dijeron. El ángel le vuelve a mencionar a María, que ella ha recibido el favor de Dios. Le dice que tendrá un hijo y de una vez qué sexo tendrá el bebé, qué nombre debe ponerle, le dice cómo lo llamarán y quién será. A María no le cabe en la cabeza cómo esto puede pasar, porque ella reconoce que es virgen. María no acaba de entender qué está pasando. El ángel continúa dando detalles de cómo pasaría esto y le cuenta que su prima Elizabeth también está embarazada.

Elizabeth, una mujer de mayor edad, alguien ya casada, que venía de una familia de sacerdotes y estaba casada con uno. Elizabeth, alguien que tenía cierto estatus, pero que no podía tener hijos, sí, ella está embarazada.Sin duda y sin miedo, después de todos estos detalles, María responde: “Aquí tienes a la sierva del Señor. Que él haga conmigo como me has dicho.” Una vez que María dice esto, el ángel la deja.

María se dispone a que este mensaje le cambie los planes. Al no estar casada, estar embarazada podría traer muchas consecuencias no favorables. Pero, a ella se le ha dicho que ha recibido el favor de Dios. María dispone más allá de sus planes. María dispone su propio cuerpo, su vientre. Disponer el vientre es una locura, implica un costo e implica disponibilidad, obediencia y una entrega de los propios planes y de la vida misma. Pero María no tuvo más miedo, porque sabía de quién venía el mensaje que el ángel le habló. Sabía que era llamada favorecida aunque el panorama de las consecuencias en su cultura, familia y relación con José no pintaran bien. Y sabía que Dios estaba con ella. María creyó en el Dios que permitió que su prima Elizabeth, quien era llamada estéril, estuviera en su 6to mes de embarazo. María creyó en el Dios de los imposibles. Porque para Dios no hay nada imposible.

Su respuesta a este mensaje con implicaciones determinantes, fue “Aquí tienes a la sierva del Señor. Que él haga conmigo como me has dicho.” María cargaría en su vientre a Jesús. Ella tenía un ultrasonido que aún en nuestros tiempos no ha sido creado. Antes del embarazo, María sabía el sexo del bebé, su nombre y quién sería.

Jesús.
Jesús.
Jesús.

Un gran hombre. El hijo del Altísimo. Descendiente del rey David. Quien reinará sobre el pueblo de Israel para siempre. Su reinado no tendrá fin. Un niño, un bebé. Hijo de Dios. Se había hablado de un Mesías, de un Cristo, de un Salvador, de alguien quien pondría fin a la esclavitud. El pueblo de Israel, vivía en opresión, bajo el gobierno del imperio romano. María, una joven de este pueblo, llevaría en su vientre a Jesús. Un gran hombre. Fue carpintero y anduvo entre la gente más sencilla y los menos queridos. El hijo del Altísimo, descendiente del rey David. Vendría como un bebé. Indefenso, vulnerable. Nacería en una familia de una chica de 13 años y de un carpintero. No fue el rey que el pueblo esperaba. No fue el rey que gobernó entre lujos, riquezas y súbditos. Fue el rey que fue recostado en el lugar menos higiénico para un recién nacido, un pesebre, de donde comían los animales. Murió en una cruz para traer libertad y paz.

La historia del nacimiento de Jesús, no ocurrió en las papelerías o tiendas de envolturas de regalos. La historia del nacimiento de Jesús no ocurrió en San Diego, gastando más de 18 pesos por cada dólar que termina en las cajas de Horton Plaza. Tampoco ocurrió en los mercados, entre naranjas, guayabas, manzanas y canela para el ponche de frutas. La historia del nacimiento de Jesús no ocurrió bajo un árbol artificial o un pino natural decorado de esferas, sino entre la madera de un establo donde había animales malolientes. Jesús nació en un establo de Belén, porque esta ciudad estaba tan ocupada en medio del ajetreo que esas fechas representaban. Todos tenían que ir a un censo, así que los lugares de hospedaje estaban llenos y no hubo lugar para la adolescente que dispuso su vientre ni para el carpintero de Nazareth, ni para Jesús. La historia del nacimiento de Jesús no ocurrió en una posada navideña, en una cena elegante, en unas vacaciones lejos. La historia del nacimiento de Jesús ni siquiera ocurrió dentro de un templo. Ocurrió en un parto doloroso, entre animales y entre dos personas dispuestas a asumir el costo de obedecer a Dios. María y José, recibieron el favor de Dios. Dichosos, porque la presencia de Dios estaba con ellos. Porque para Dios no hay nada imposible.

¿Dónde ocurrirá la navidad este diciembre?
Que la historia de María y José, nos invite a disponer nuestra propia vida al Jesús que cambia los planes. Y ojalá que aunque parezca una contradicción, nos encontremos con el Dios que nos da su favor y su presencia a través de Jesús. 

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18 de septiembre de 2017

¿Cuál es la suma?

6
Hoy alguien cumple 6 años de no estar aquí
Un par de amigos celebran 6 años de amistad
Hace 6 años yo tenía 20
Si vivo 6 más tendré 32

6+6 son 12
12 años la mujer estuvo enferma
Hasta que tú la sanaste
Entre tantos apretujones
Ella tocó tu manto

12 años tenía la niña cuando murió
Y tú dijiste que en realidad dormía
Cuando la tocaste y le diste vida
Despertó

12+12 son 24
Hace menos de 24 horas conocí a Daniel
Su niña está enferma
¿Cuál es la suma?
¿Qué será de Luna?

11 de junio de 2017

Del otro lado del muro


Les presento a mis amigas, Ellen y Bethany. Ellas viven en San Diego y yo en Tijuana. Nuestras ciudades están divididas por un muro grande representado como una barda que se sumerge en el Pacífico y que rodea la frontera de México con Estados Unidos. Nos conocemos hace más de seis años. Al principio no había ninguna expectativa de que nuestra relación se convirtiera en una de las amistades más valiosas y significativas que tenemos hoy. Ellas son unas de mis amigas más cercanas. Admiro a estas mujeres por muchas razones, principalmente porque puedo ver en ellas un estilo de vida congruente con su fe.

Nos conocimos en un viaje misionero a México, que muchos grupos en iglesias en los Estados Unidos suelen hacer. Algo valioso es que su compromiso personal no fue de sólo un fin de semana, sino que siguieron conectándose con el trabajo aquí en Tijuana, pero mayormente con las personas, no sólo con un proyecto. Aunque eventualmente ese trabajo llegó a su fin, la obra de Dios en nosotras continuaría. Fruto de ese trabajo misionero fue crear estos lazos fuertes de amistad y eso es lo que debe perdurar más allá de una actividad; gente que se encuentra con un amor por el Reino de Dios y su justicia a pesar de grandes diferencias culturales y sociales que nos dicen que no hay manera de crecer una confianza y un amor de hermanas.

Hoy tuvimos una de esas holy conversations (conversaciones santas) donde el inglés y el español se hablaron en el mismo porcentaje. Después de hablar del corazón, la familia, el trabajo y demás, comenzamos a hablar de las situaciones en nuestros países. Sí, hablar de la realidad social y política de nuestras naciones también son temas que las cristianas y las amigas podemos traer a la mesa y conversarlos desde la fe. Creo que en esta conversación fue evidente la continuidad de la obra de Dios en nuestras vidas después de seis años de amistad. Me gusta creer que cada etapa de nuestra plática fue dirigida por el Espíritu Santo, comenzando por las noticias más actuales, cómo la iglesia en Estados Unidos está (o no está) respondiendo, cuáles son las posturas, seguido de preguntarnos qué es necesario hacer como iglesia, y terminando con cuáles son esos rayitos de esperanza que alcanzamos a ver en el obrar de Dios.

Mi corazón se llena de alegría y agradecimiento por la vida de estas mujeres blancas, sin afán de sonar racista. Es precisamente el hecho de que el estereotipo de una persona así, es que no se involucra con temas por los cuales no es directamente afectada en una realidad como la de su contexto. He podido conocer a unas mujeres que en lo cotidiano, su estilo de vida es contracultural en la forma en que consumen, se visten, piensan, trabajan y se relacionan con otros y otras. Puedo ver que estos son los frutos de su fe en las cosas más prácticas y sencillas de la vida, que muchas veces son las más complejas de cambiar y reaprender.

Como amigas podemos ver que el muro que divide nuestras naciones no es un impedimento para cenar juntas de vez en cuando, para quedarnos a dormir en la casa de la otra, para cantar en español en una de sus bodas, salir a pasear a un mercado, comer tacos, ir a correr cerca de un lago, o pasar un año nuevo jugando alrededor de la mesa. Tenemos el privilegio de que podemos comunicarnos en ambos idiomas y que tenemos la oportunidad de vernos en ambos lados del bordo. Como Spanish speakers (hablantes de español como primera lengua), me entenderán que es hermoso no tener que hablar siempre en inglés, que éste no sea el idioma dominante en una conversación y que uno no tiene que sentirse forzado a ser quien hable en otro idioma. Puedo sentir de inmediato que ellas aman mi cultura al hablar en mi idioma natal.

Para aquellos que tenemos visa, sabemos que es bien común, casi natural, como si fuera ir a otra parte de nuestra ciudad, cruzar la frontera e ir de shopping (ir de compras) al otro lado. No lo vemos como algo extraño. Pero del otro lado algunas personas les preguntan a mis amigas, ¿Por qué van a ir a Tijuana un sábado por la noche a cenar? ¿Con una amiga? ¿Quién es esa amiga? ¿Dónde la conocieron? ¿De verdad una amiga vive allá? ¡Qué hermoso generar estos temas de conversación como cristianas que viven en ciudades fronterizas!

Esta barda existe, es real y estamos aquí. Este muro no es tan grande como las barreras que están en nuestros corazones. Creo que construir amistades fuertes y sanas como la que Ellen, Bethany y yo tenemos, es una forma de hacer que ese muro sea menos fuerte y que poco a poco desaparezca. Cuando los que están en el poder y cuando todas las actitudes y sentimientos en contra de la gente que Dios ama hacen crecer esa barda, nosotros a la mesa, al compartir con personas de nuestro país vecino la vida en amor y gratitud a Dios, testificamos el Reino de Dios y Su justicia aquí en la tierra. Era lo más lógico que el Espíritu Santo nos guiara a concluir con una forma práctica de vivir nuestra fe y que nuestra amistad sea de influencia en nuestras ciudades. El Señor nos invita a seguir soñando cómo derribar los muros de la ignorancia, del prejuicio, del odio, la discriminación, el racismo, la enemistad, y muchas más berraras que nos impiden disfrutar de un pedacito de cielo al crear lazos de amistad con personas de otra cultura, con los que están del otro lado del muro. 

19 de abril de 2017

Reír

Reír me suena extraño
Se siente extraño
Después de tanto tiempo
Cada risa suena fuerte
Desconocida
Desacostumbrada
Diferente

Ya la risa no suena igual
Es nueva
Está aprendiendo
Se aprende a reír de nuevo
Con un sonido diferente
Con personas diferentes
Por cosas diferentes

Reír resulta incómodo
Inexperto
Fuerte
Ruidoso
Escandaloso
Duro
Doloroso

Duele físicamente
No se sabe relajar la risa
Fluir
Suavizar

No armoniza con otras risas
Lo intenta
Lo practica
Lo recuerda

Reír ya no es igual
No será igual después de la herida en la risa
Pero reír de nuevo es una oportunidad
Una bendición de la desdicha

11 de marzo de 2017

Deposito mi confianza en ti

Cada día deposito mi confianza en ti
Eres digno de ella
Eres dueño de mí

Me asusta el miedo
Y me causa duda la incertidumbre
El dolor pasado pone paredes nuevas
Te soy honesta

Cumpliste un sueño que se quedó roto
Fui testigo de tus promesas hechas
Me diste lo que mi corazón anheló y lo que soñó

Lucho con la posibilidad de las direcciones de tu voluntad
Mas no tengo nada que reclamar
No sé qué harás
Cuando ya no está

Pero sé que seguirás aquí
No me abandonarás ni te rendirás
Tú eres fiel

Una y otra vez más
Deposito mi confianza en ti
Mi confianza
En ti

23 de febrero de 2017

El perdón es...

"Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal,
pero Dios transformó ese mal en bien
para lograr lo que hoy estamos viendo:
salvar la vida de mucha gente."
-Génesis 50:20

Mi corazón de nuevo está herido. Otra vez casi en el mismo lugar y otra vez busca sus propios remedios. Pero la cicatriz anterior, de la herida que ya sanó, me recuerda el bálsamo del perdón. El perdón que se siente al principio amargo, que arde, que parece injusto. Sí, como misericordia injusta. Pero no es así.
El perdón es llanto, es sentir perder el control por un momento.
El perdón es obediencia al Padre.
El perdón es un puño cerrado con fuerza, que se libera en una mano extendida, que permite ver los dedos y deja correr la sangre.
El perdón es estar de pie frente a quien se arrojó al suelo, agacharse para levantarlo y decirle: "no tengas miedo".
El perdón es hacerse la pregunta correcta, que si acaso uno mismo es Dios.
El perdón es no idear castigos, pues son en vano.
El perdón es reconocer que el corazón está herido, es sentir el dolor del rechazo y aceptar que Dios dispuso todo para bien.
El perdón es creer y caminar en fe de que hay un para qué del dolor.
El perdón es crecer, es madurez.
El perdón es agradecer el lugar donde Dios nos puso.
El perdón es seguir adelante con la propia vocación.
El perdón es buscar Su Reino y Su justicia.
El perdón es reconciliación en tierra extranjera.
El perdón es pensar en las almas perdidas.
El perdón es el reflejo del Ser que dio su vida.

18 de enero de 2017

Aceptar la soledad

Aceptar la soledad
Es encarar el hecho de que una está consigo misma
Es abrazar la oportunidad de encontrarse y descubrirse una vez más
Aunque ya lo hayamos hecho antes, otras veces, muchas veces 
Esta vez es distinta, es única 
Estamos aquí
Diferentes
Con nuevos elementos en nuestro ser y otros que ya no están.