Ha transcurrido un poco más de una semana de mi regreso a Tijuana. Dios me dio la oportunidad de viajar al Encuentro de Formación de Lideres (ENFOL), me permitió conocer un poco de dos hermosos países: Honduras y Guatemala y también me regaló el compartir historias y nacer nuevas amistades con estudiantes de México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Panamá. Esta experiencia marcó mi vida en muchas áreas, pues Dios hizo de todo. Mi corazón se encuentra plenamente agradecido por tanto que Dios habló y obró allá durante esos 15 días, por lo que hizo antes de irme, por lo que sigue obrando hoy y por lo que viene.
Desde antes del viaje, Dios estuvo preparando mi corazón, estuvo hablando, callando, preguntando, respondiendo y guiando. Sinceramente no tenía el dinero para ir, cuando en octubre me invitaron a participar de este encuentro. De hecho, fue gracioso encontrarme con testimonios donde el punto en común era esta cuestión económica. Y es por esta razón que puedo decir y podemos decir los estudiantes que asistimos, que fue Dios quién nos envió con un propósito especial y que entre tantos estudiantes, nos escogió a nosotros para este tiempo. Agradezco a Dios por las personas que me apoyaron, por mi familia y por los estudiantes y obreros de COMPA en Tijuana.
Dios fue nuestro proveedor en este tiempo y sé que siempre lo es en el día a día. A nuestra llegada a Guatemala nos recordó a mis amigas y a mí, que en todo el proceso del viaje dependíamos totalmente de Él. ¡Llegamos al aeropuerto y nuestro equipaje no estaba! Sinceramente me preocupé un poco, pero pensé y pude comprender que esto era parte de la aventura, y no de cualquier aventura, sino de esas que Dios planea para nuestra formación.
Dios nos consintió bastante al darnos el honor de hospedarnos en la casa de la familia Ortiz. Pudimos sentir Su amor a través de tan linda y ejemplar familia. Fue tan lindo compartir anécdotas, comida típica y música, pero sobre todo, algo que inquietó a mi pensamiento, fue el compartir la situación social por la que pasan nuestros países, sobre todo esta cuestión de la delincuencia, la violencia y la inseguridad, y preguntarnos cómo podemos ser agentes de cambio ahí en nuestro pequeño "contextito" (diría Israel).
Algo hermoso para mí, fue conocer amigos de distintas partes de México, compartir con mexicanos costumbres, el gusto por el chile y las tortillas; pero durante el ENFOL, pude probar un pedacito de cielo al encontrarnos delegados de distintos países: me di cuenta que para Dios no hay fronteras y todos unidos, eramos Su pueblo, distintas naciones con un mismo sentir, adorarle.
Las conferencias fueron excelentes. La primer semana estuvimos estudiando Timoteo. Algunas notas que me gustaría compartir son las siguientes:
- Debemos afirmar en nosotros el vivir en y por La Palabra y tener una determinación y pasión profunda por la verdad. Cuando la Palabra ha sido encarnada en nosotros, el mundo del poder nunca podrá encarcelarla.
- La autosuficiencia humana es un obstáculo para dejar fluir la gracia de Dios y poder ser usados por Él. El impacto que yo puedo hacer no se mide por mi salud, inteligencia, etc., sino por un corazón sincero, ya que yo soy lo que soy por la gracia de Dios.
- Compartir el evangelio no es una oferta, implica un costo: reconocer la autoridad y soberanía de Dios. No hay cristianismo sin cruz.
- La piedad es: la devoción a Dios, reverencia, expresión visible de nuestro ser y corazón delante de Dios como respuesta a nuestro amor por Él. El desconocimiento de Dios, nos lleva a una vida impía.
- Mi enseñanza debe estar respaldada con mi vida. Debo ser un líder coherente con lo que enseño y lo que vivo.
- Entender el servicio a Dios enfocado solo al trabajo en la iglesia, es limitar mi llamado.
- Ser servidor de Jesús, es ser servidor de los demás.
- La convicción del llamado a servir, es producto de mi experiencia personal con Cristo.
- El Evangelio es la propuesta de Dios para restaurar al ser humano de acuerdo a su diseño y propósito de existencia original.
Al terminar la primer semana, alguien nos decía que habíamos estado pasando hermosos momentos con Dios, una relación intima y personal, pero era momento de poner los pies en la tierra y aterrizar todo lo que Dios había estado hablando, a nuestros contextos. Así que durante la segunda semana estuvimos reflexionando sobre temas que afectan a nuestra sociedad; temas como: homosexualidad, la violencia y la pobreza, nuestro papel en la universidad, mayordomía y el cuidado ambiental.
Esta semana estuvo llena de retos. Y si bien, cada reto fue respuesta a la oración de mi corazón antes de llegar a Honduras. Dios había estado inquietándome y mi petición era conforme a Su voluntad: "Hazme ver más allá de mí, más allá de mis deseos y necesidades, hazme voltear a ver mi mundo y pon una carga en mi corazón por otros." Fue fascinante cuando en Isaías, veo a Dios preocupándose por el mundo, por la pobreza y la violencia, y enseñando a su pueblo, enseñándome a mí desde Su Palabra, cuál es mi papel y cuál debe ser mi actitud ante esto.
Momentos muy especiales fueron los tiempos a solas con Dios, realmente me sentía de vacaciones con Dios cada mañana. Fue hermoso y refrescante cada tiempo devocional. Al principio era un poco difícil, pues estoy acostumbrada a los devocionales express. Entre tanto ruido, tantas cosas por hacer, horarios quebrados, mi tiempo con Dios en la rutina a veces se ve amenazado. Los primeros días terminaba rápidamente (como si dependiera de mí) y quería comenzar a hacer algo distinto cuando aún tenía mucho más tiempo para descansar en Él y disfrutar de Su presencia. Agradezco a Dios este regalo hermoso de experimentar Su amor, Su paz, Su presencia durante las mañanas y también le agradezco por el hermoso paisaje que me permitió disfrutar cada día.
Entre tantas cosas lindas y hermosas que hizo Dios, una de ellas fue sanar una herida que me obstaculizaba a seguir adelante en los sueños que Él me ha prestado. Y Él sigue obrando aún después del ENFOL, después de ese tiempo dónde personalmente conocí más a Dios, regreso a casa queriendo escuchar aún Su voz, queriendo escuchar lo que Él me dice. Lo mejor que pude recibir de este viaje, fue lo que Él en lo íntimo habló, y el hambre y anhelo de conocerlo personalmente.
Quiero hacer público mi agradecimiento y el de mi familia, a aquellos que estuvieron apoyándome para poder tener la oportunidad de capacitarme y de recibir lo preparado por Dios durante esas dos semanas.
Agradezco a: Julieta Olachea, Guillermo y Angie Pérez, Enriquete Villa, Misael Zamarripa, Miguel e Irma Barrera, Noemi Cárdenas, Karla Nava, Abdiel Espinoza, Adrian y Margarita Espinoza, Erick Ledezma, Oscar y Emma Ledezma, Alejandra Ortiz, Ruben y Lupita Ortiz, Cesar Lopez, Luis Monteon, Jorge Pacheco, Saulo García, a los muchachos profesionistas de la célula de los lunes, a los que asistieron a la cena navideña, a los que compraron panecitos y paletas, gracias. Gracias también a aquellos que oraron, pues sé que oraciones fueron contestadas. Gracias especialmente a mi hermanita Ness, a mi abuelita Lupita y a mis papás, quienes siguen apoyándome, gracias por ser parte de mis sueños y por ser instrumento en las manos de Dios, los amo mucho.